El Día de Todas Las Santas

Es 1 de noviembre. Quedan 60 días para que finalice el año. Podríamos decir que los santos son personas que dedican y consagran su vida a Dios o a la religión, ¿no? Según la RAE se trata de alguien de especial virtud y ejemplo y que la iglesia manda rendirle culto universalmente. Pues bien, hoy en el Día de Todos Los Santos, yo quiero hablar de Todas Las Santas. No entiendo por qué tienen que ser vírgenes y mártires. De verdad, no lo entiendo. No alcanzo a comprender la necesidad de que para alcanzar la santidad a las mujeres, en el seno de la iglesia católica, se les amputen los pechos a tenazazo limpio, se les introduzcan tornillos para desgarrarles las entrañas y la matriz, se las azote hasta desprender pedazos de su cuerpo, se las sumerja en aceite hirviendo, se les arranquen brazos, orejas, piernas, narices y ojos y se les prohíba conocer, en el más amplio sentido bíblico del término, varón. Se me escapa qué tiene que ver todo esto con amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. No es que yo quiera ser santa, Dios me libre y yo también, simplemente es una reivindicación que considero justa para todas aquellas mujeres que, a pesar de desear disfrutar de la carne, de querer conservar íntegras todas las partes de su cuerpo y de no tener intención alguna de poner la otra mejilla, y mucho menos para que se la despedacen a trizas, aspiran a subir a los altares y sentarse ellas también a la derecha, o mejor a la izquierda, del padre, incluso en el asiento del padre. El espíritu del movimiento del 8M sigue vivo e imparable hasta el cielo y hasta el más allá.