Me llena de orgullo...

Hoy es 28 de junio, faltan 186 días para que termine el año y ya han pasado 179 desde que comenzó. Hoy celebramos el Día del Orgullo LGTBI. Es, sin duda, un día de fiesta, pero también de denuncia, de reivindicación, de sensibilización y de homenaje. Es un día para denunciar la discriminación y marginación que padecen millones de personas en más de 85 países, en algunos de los cuales se aplica la pena de muerte por cuestiones de orientación sexual e identidad de género. Para denunciar los prejuicios y la actitudes irracionales disfrazadas de falsa moralidad, el rechazo social y el autorrechazo impuesto, la hipocresía y el fanatismo, la ranciedad, la indefensión y la ocultación obligada, el odio y el miedo. Es un día para reivindicar libertad, justicia e igualdad, respeto y dignidad. Para reivindicar derechos y comprometerse con deberes. Es un día para sensibilizar a la sociedad, mediante crítica y educación, para erradicar el miedo ante la diversidad y para apostar por la democracia, la participación, la ciudadanía, la convivencia pacífica, el diálogo y el entendimiento. Es un día para homenajear a quienes desde hace años han defendido que todos los seres humanos tenemos derechos y han luchado por su reconocimiento y su respeto. Para homenajear a poetas y a poetisas, a artistas, a políticos y políticas, a activistas, a escritores y escritoras, a idelistas, a luchadores y luchadoras, a inconformistas… Y cómo no, es un día para festejar y celebrar que los gays, las lesbianas, los transexuales, los bisexuales, los intersexuales y los heterosexuales deseamos un mundo mejor y que queremos estar orgullosos de vivir en una sociedad libre y justa.