La justicia social y los gatos

Es 20 de febrero, cuando pasen 314 días habrá terminado el año. Ya Aristóteles lo llamaba justicia distributiva, pero el concepto justicia social como tal surge a mediados del siglo XIX y se refiere fundamentalmente a la idea de lograr un reparto equitativo de los bienes sociales y una sociedad que respete los derechos humanos y que favorezca la igualdad de oportunidades de todos sus miembros. En la actualidad es lo que denominamos Estado de Bienestar o Estado Social de Derecho. La ONU habla en concreto de que “si queremos crear una prosperidad sostenible, si buscamos mejorar el bienestar humano y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica, vamos a necesitar una nueva visión de la economía… La Justicia Social busca apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social para todos”. Digo todo esto porque hoy Naciones Unidas conmemora el Día Mundial de la Justicia Social bajo el lema “Si quieres paz y desarrollo, trabaja por la justicia social” y, teniendo en cuenta que estamos a nada de unas elecciones generales y otras autonómicas, municipales y europeas, quizá sea una buena oportunidad para reflexionar sobre qué queremos y quién representa lo que queremos y evitar así que nos den gato por liebre. Y digo esto porque hoy también es el Día Internacional del Gato.