Mon Dieu!

Es 17 de febrero, cuando pasen 317 días habrá terminado el año. Mon Dieu! Cómo está hoy monsieur Molière, sí, sí, el mismísimo Molière. Que si "la serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada". Que si "la mejor respuesta al comportamiento impropio es la paciencia y la moderación". Que si "el hombre, te puedo asegurar, es una criatura desagradable". Que si "a veces siento algo parecido a la ira ante la moral corrupta de esta época". Que si "uno debe mirarse mucho a sí mismo antes de pensar en condenar a los demás". Que si "¡qué! ¿No harías distinción entre hipocresía y devoción? ¿Les darías los mismos nombres y respetarías la máscara como lo haces con la cara? ¿Igualarías el artificio y la sinceridad? ¿Confundes la apariencia con la verdad? ¿Consideras al fantasma como la persona misma? ¿Valoras la falsificación como efectivo?". Que si "la hipocresía es un vicio de moda, y todos los vicios de moda pasan por la virtud". Que si "odio a los hombres, los que son malos y malvados, y los demás por ser complacientes con los viciosos". Que si "todos los males de la humanidad, todas las desgracias trágicas que llenan los libros de historia, todos los errores políticos, todos los fracasos de los grandes líderes han surgido simplemente de la falta de habilidad para bailar". Cuánto saber. Cuánta sapiencia. Cuánta sabiduría. Cuánta maestría. Cuánta experiencia. No me extraña que si el pobre hombre ha intentado hoy levantar la cabeza, al final haya decidido dejarla donde está desde hace exactamente 346 años.