Lástima

Hoy es 16 de marzo, en apenas 291 días habrá terminado el año. Que Isabel Díaz Ayuso pueda ganar las elecciones autonómicas no significa, ni de lejos, que sea competente ni que esté capacitada para ocupar la presidencia de la Comunidad de Madrid. No lo ha estado nunca ni nunca lo estará. Si una mayoría de madrileños y madrileñas aplauden y defienden su forma de hacer política, bravucona, bronca, provocadora, extremista, rancia, marrullera, chabacana, dogmática, radical, arrogante, sectaria, tosca, pendenciera, camorrista, jactanciosa, ruda, grosera, trilera, carroñera, zafia, trapacera, pirómana, populista y populachera e irrespetuosa con las personas, las instituciones y los adversarios políticos, si, como digo, Madrid apoya su política prefabricada, mercantilista, trampera, trampista y trumpista, lo que realmente significa es que en Madrid tenemos un grave problema como sociedad y como comunidad, entendidas ambas como el conjunto de personas que han de convivir, es decir, vivir en compañía, de manera organizada bajo normas comunes, con cierto grado de cooperación y gobernadas por entidades que velan por su bienestar. Lástima.