Rui-katsu

Hoy es 15 de junio, en apenas 199 días habrá terminado el año. Dependiendo de la función que realizan, existen, sin contar las de cocodrilo, tres clases de lágrimas, cada una de ellas con una composición muy distinta. Las basales nos aportan proteínas y nos mantienen los ojos húmedos cuando parpadeamos. Las reflejas son producto de factores externos como el humo, el polvo o pelar cebolla y nos protegen de posibles irritaciones. Y luego están las lágrimas emocionales provocadas por nuestro estado de ánimo y que contienen elementos neuromoduladores, es decir, sustancias que regulan la transmisión de nuestras neuronas y que funcionan como analgésicos naturales. Por tanto, llorar no solo sirve para mostrar tristeza, pena, dolor o rabia, también lo hacemos cuando estamos alegres, felices, contentos o jaraneros. Así, hay estudios que resaltan los beneficios de un buen berrinche, tanto para el bienestar físico como emocional de las personas. Beneficios tales como la liberación de oxitocina y endorfinas, la reducción de la ansiedad y el estrés o incluso la destrucción de bacterias. De hecho, los japoneses se han tomado muy en serio esto de la llorera, -ya sabemos cómo son para sus cosas-, y han formado los llamados "rui-katsu", clubes de llanto, donde se organizan saraos de sollozos liberadores y fiestas de gimoteos purificadores. Ahora ya sí que tiene sentido eso de "quien bien te quiere, te hará llorar", así, sí. Pues venga, me pido "ulti", que ya se sabe que "quien llora el último, llora mejor".

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