Música y alegría

Es 7 de mayo, cuando pasen 238 días habrá terminado el año. Flautas, oboes, clarinetes, fagotes, un contrafagot y un piccolo. Trompas, trompetas y trombones. Platillos, un bombo, un triángulo y un timbal. Violines, violas, violonchelos y un contrabajo. Y también un soprano, un alto, un tenor, un barítono y un coro interpretando la Oda a la Alegría de Friedrich Schiller. Setenta y cuatro minutos y al final un estallido de aplausos de un público conmovido por lo que acababa de ver y escuchar. Así estrenaba Ludwig van Beethoven, el 7 de mayo de 1824, en el Teatro Imperial de Viena su Sinfonía Nº 9 en re menor, op. 125, conocida como la Novena. Hoy, 195 años después, música para nuestros oídos frente al ruido y alegría para nuestra alma frente a la exasperación.

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