No es lo que parece

Hoy es 21 de febrero. Si no fuera bisiesto, quedarían 313 días para finalizar el año, pero como lo es, quedan 314. Hoy puede que creáis que es un vampiro de Transilvania sin sangre en las venas o un payaso a quien la precariedad laboral le ha obligado a reconvertirse en asesino en serie o un apuesto tanguero de arrabal para el que 20 años no es nada o un gladiador musculado a base de correr ante los leones porque es alérgico a los anabolizantes o un forajido legendario que huye de la ley del deseo o un apache del este de Arizona al que le encanta hacer el indio o un explorador que siempre va a tumba abierta o un pirata cojo, de los de Sabina, con pata de palo, con parche en el ojo y con cara de malo o un esqueleto enamorado hasta los huesos o un mimo un poco memo al que alguien dejó sin palabras o un mago que no sabe qué significa potagia o un buzo que se ahoga en un vaso de agua o un Superman que ni súper ni man o un pitufo que se ha puesto morado o un bombero que nunca ha pisado un gimnasio por no quemar grasa o un zombi amenazado de muerte o un presidario preso de sus besos o un extraterrestre sin teléfono ni casa o un astronauta enfermo de gravedad o un torero con el rabo entre las piernas o un fantasma al que se le han pegado las sábanas o un demonio viejo que no sabe ni por viejo ni por demonio o un Príncipe de Beckelar harto de que le confundan con el monstruo de las galletas o un rey que prefiere las copas a las espadas o un Robin Hood que se ha hecho popular, muy popular, por robar a los pobres para dárselo a los ricos… o incluso puede que creáis que es un lunes, lunero, cascabelero que no tiene muy claro que por mucho madrugar amanezca más temprano. Que no te engañe, aunque parezca todo eso, no es lo que parece, es un viernes, un viernes disfrazado pero viernes, de los que te permiten casarte, embarcarte y hacer todo lo que te dé la gana. Es viernes de Carnaval.