El FMI, EEUU y Nueva Zelanda

Hoy es 12 de abril, en apenas 264 días habrá terminado el año. La semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) propuso la creación de un impuesto para las rentas más altas del planeta y compañías que han prosperado durante el coronavirus, por ejemplo, las grandes tecnológicas y algunas farmacéuticas. Se trataría de un tributo temporal, llamado impuesto de solidaridad o tasa covid, destinado a financiar necesidades derivadas de la emergencia sanitaria y de la crisis económica y evitar así que se acentúen las desigualdades sociales exacerbadas por la pandemia. Apenas dos días antes, Janete Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, pedía aumentar el suelo mínimo del Impuesto de Sociedades y a esta petición se unieron Francia, Alemania y España que solicitaron internacionalizar este tributo en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). A finales del pasado mes de marzo, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, aplicó un aumento de los impuestos a los más ricos para luchar contra la desigualdad e impulsar la economía tras el impacto del covid 19... Y mientras tanto, en la "aldea madrileña", la señora Ayuso se propone convertir Madrid en un paraíso fiscal, en un edén tributario, en un vergel hacendístico, prometiendo que, si gana las elecciones, llevará a cabo una de las mayores bajadas de impuestos de la historia. Unos bolcheviques, unos bolivarianos y unos chavistas (ah, y unos filoetarras que, aunque no venga a cuento, nunca está de más ponerlo), eso es lo que son los del FMI, la Administración Biden y el gobierno neozelandés. ¿Queremos o no queremos libertad? Pues, si de verdad la queremos, nada más lejos de la gestión y de la política de Ayuso porque que no se nos olvide que sin justicia social no hay libertad. Entonces, seamos serios, ¿libertad o Ayuso?

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