Me gustan los huevos podridos

Hoy es 21 de marzo, faltan 285 días para que termine el año y ya han pasado 80 desde que comenzó. Debo ser de las pocas personas a las que le gustan las coles de Bruselas. Me encantan los sesos, ya sean rebozados o en ensalada. Me gusta la lengua guisada, la sangre frita y las manitas de cerdo. He probado sin ningún reparo, es más, con entusiasmo gastronómico, la medusa en ensalada y los huevos milenarios chinos con su yema verdosa y su clara semitransparente marrón que se elaboran enterrándolos durante meses bajo arcilla, cal y sal, conocidos también como huevos podridos. Bueno, pues no trago a Rafael Hernando. No puedo con él.

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