Rubén y yo

Es 19 de enero, cuando pasen 346 días habrá terminado el año. Os cuento, ayer tuve la brillante y romántica idea de felicitar a Rubén Darío por su 152 cumpleaños y oye, que me ha contestado. Desde donde quiera que esté, me ha remitido estas palabras: “Diré que eres más bella que la luna; Que el tesoro del cielo es menos rico que el tesoro que vela la importuna caricia de marfil de tu abanico”. ¡Toma ya! Como podréis imaginar, me he quedado con la boca de fresa abierta. He perdido la risa, he perdido el color. Pálida estoy en mi silla de oro y está mudo el teclado de mi clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. Normal, ¿no?

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