Un martes

Es 14 de marzo. Dentro de 292 días terminará el año. Todo comenzó un martes. “Sí, quiero”, dijo mirándola a los ojos. A pesar de las advertencias del refranero español o precisamente por desafiarlas, se casaron en martes a bordo de un velero alquilado. Dieciséis metros de eslora, cuatro de manga, dos motores turbo diésel y apenas cinco invitados. El miércoles comenzaron un recorrido en coche por la isla y una vida en común por descubrir. Y descubrieron, en tan solo tres días -jueves, viernes y sábado-, que eran como la noche y el día, como el sol y la luna, como el blanco y el negro, como el perro y el gato, que mientras uno iba, el otro venía. Y descubrieron, llegado el domingo, que no siempre los opuestos se atraen, ni se fascinan ni se seducen ni se embelesan ni se deslumbran ni se conquistan ni se satisfacen ni se cautivan, es más, en ocasiones se repelen, se desagradan, se disgustan, se fastidian, se hartan. Y, cuando quiso llegar el lunes, descubrieron que a veces los refranes se cumplen y que puede que fuera cierto eso de que “en martes ni te cases ni te embarques”. Ya de noche, ambos comprendieron de mutuo acuerdo que su matrimonio, efectivamente, hacía aguas. “¿Quieres que mañana presentemos los papeles del divorcio?” Y, mirándole a los ojos dijo, “sí, quiero”. Todo terminó un martes.

Comentarios

Entradas populares