Lo humano y lo divino

Es 9 de noviembre, cuando pasen 52 días habrá terminado el año. Aprovechando la jornada de reflexión, como ya lo tengo todo reflexionado y bien reflexionado y como buena madrileña atea que soy, aquí me hallo rezando a la Virgen de la Almudena para que abra nuestros ojos, nos guíe por el camino correcto hacia la luz y nos aparte de la vía que conduce directamente a las tinieblas y a las sombras:

¡Oh, Virgen de la Almudena!
Derrama sobre nosotros la facultad que se deriva de la razón en sí misma.
Y agrácianos con la capacidad para elaborar y analizar pensamientos y discursos.
Y concédenos la cualidad del buen juicio, la prudencia y la madurez en nuestros actos y decisiones.
Y bendícenos con la virtud para distinguir lo verdadero de lo falso, la certeza de la falacia, la franqueza de la calumnia.
Y otórganos el valor de actuar como personas responsables, conscientes de las consecuencias de nuestros actos, y guíanos en el ejercicio de nuestros derechos y en el desempeño de nuestras obligaciones.
Y dispénsanos el don del discernimiento entre el bien y el mal, entre el provecho y el detrimento, entre el valor y el agravio.
Y ayúdanos a mejorar, a avanzar por la senda del progreso, así en lo individual como en lo colectivo, y aparta de nosotros la ignorancia, la perversidad, la estulticia, la regresión, la falsedad, la maldad, la felonía, la vileza, la inmoralidad, la infamia y la alevosía.
No nos dejes caer en la ABSTENCIÓN y líbranos del MAL. Amén.

Solucionado lo divino, ahora toca lo humano.

Comentarios

Entradas populares